The National Times - La difícil compensación a las víctimas checas de esterilizaciones forzosas

La difícil compensación a las víctimas checas de esterilizaciones forzosas


La difícil compensación a las víctimas checas de esterilizaciones forzosas
La difícil compensación a las víctimas checas de esterilizaciones forzosas / Foto: © AFP

Anna Adamova fue esterilizada hace más de 30 años y ahora le reclama una indemnización a la República Checa, que de alguna forma compense el trauma que supuso para esta mujer, de la comunidad gitana, la política de natalidad que regía durante el comunismo.

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"Arruinaron mi vida", dice, tajante Adamova, de 55 años, al recordar la intervención a la que le sometieron justo después de que naciera su cuarto hijo.

Residente de Ralsko, al noreste de Praga, Adamova forma parte de las más de 2.300 checas que presentaron una solicitud de indemnización, en el marco de una ley aprobada en 2022 que prevé reparaciones de 300.000 coronas (unos 12.300 dólares, 12.000 euros) a las víctimas.

En su caso, se enteró de la existencia de esa ley por casualidad, en Facebook.

La medida puesta en marcha por Praga es algo inusual en la región, pero las asociaciones denuncian fallas de procedimiento. Ahora, el gobierno prevé prolongar el plazo para presentar las solicitudes, pues éste expiró a principios de enero.

- Día maldito -

¿Cuántas mujeres se vieron afectadas? No se conoce ninguna cifra exacta. El régimen comunista checoslovaco estableció "primas de esterilización" e incitaba a los trabajadores sociales a limitar la fertilidad de los gitanos.

Algunas mujeres no sabían leer ni escribir, otras no contaban con información suficiente o no tenían tiempo para pensárselo, tras haber ido al hospital por otro motivo.

La práctica, iniciada en 1971, se siguió aplicando incluso después de de la transición democrática y de que Checoslovaquia quedara dividida en dos Estados (República Checa y Eslovaquia).

Continuó vigente, de forma variable y en función del centro médico, hasta 2007.

A Anna Adamova, ese día maldito de 1991 sigue provocándole pesadillas: la amenazaron con quitarle al bebé si se negaba a que la esterilizaran.

"Estaba aterrada, así que acepté, sin saber lo que significaba esa palabra", explica a AFP. Su pareja de entonces, con quién sobrevivía en unas condiciones muy precarias, la dejó. En su cultura, dice, "se considera que una mujer estéril no sirve para nada".

Según cuenta, desde entonces le costó volver a encontrar pareja. Actualmente en el paro, sigue esperando su dinero, que desea transmitir a sus hijos y nietos.

- "Testimonios ignorados" -

A Elena Gorolova, de 56 años, le quitaron el útero cuando nació su segundo hijo. Tenía solo 21 años.

"Fírmalo o morirás", la apremió una enfermera, pasándole un documento de consentimiento "cuyo contenido ignoraba totalmente" Elena. "Me habría gustado tanto tener una hija... viviré con eso hasta el fin de mis días", asegura.

La mujer, que se ha convertido en portavoz de esta causa, lamenta la lentitud con que se procesan las solicitudes. A menudo se aprueban demasiado tarde, cuando la víctima ya ha muerto.

Oficialmente, hay 22.000 gitanos en República Checa, un país de 10,9 millones de habitantes; pero en realidad habría muchos más, según estimaciones que apuntan a una cifra de 250.000.

Los miembros del pueblo gitano continúan sufriendo discriminaciones y la activista sostiene que "se ignoran testimonios de mujeres".

Según ella, el gobierno rechazó solicitudes basadas en historiales médicos que se destruyen automáticamente al cabo de 40 años.

Más de un tercio de las 1.600 solicitudes tratadas fueron declaradas no elegibles.

La activista Gwendolyn Albert apuntó que "constantemente" se ponen en contacto con ella "personas que fueron víctimas de estas prácticas en Eslovaquia, y que preguntan si pueden acceder al procedimiento, pero no es así".

Frente a estos estremecedores casos, Michael O'Flaherty, comisario para Derechos Humanos en el Consejo de Europa, insistió el año pasado al primer ministro checo, Petr Fiala, que ampliara el plazo para pedir reparaciones y denunció "lagunas en el procedimiento".

Según el Ministerio de Salud, se presentaron más demandas de las que se preveía, por lo que se incrementó el número de funcionarios dedicados al tema, se abrió una línea de asistencia telefónica y se organizaron seminarios a través de oenegés que participan en esa iniciativa.

Aún así, Elena Gorolova, que lleva décadas intentando que la consideren víctima, sigue dudando de que la aplicación de la ley vaya a mejorar.

A.Wood--TNT