El desangrado de yeguas en Islandia, una práctica fustigada por los defensores de animales
Una mañana de otoño en una pradera verde, más de una docena de yeguas preñadas esperan ser desangradas por última vez este año.
Esta "granja de sangre" cerca de Selfoss, en el sur de Islandia, recoge sangre de yeguas preñadas criadas con el único propósito de extraer una hormona especial utilizada en la industria veterinaria.
La práctica es rechazada por grupos de defensa animal desde que un año atrás se divulgó en un impactante video de caballos siendo maltratados en Islandia.
Islandia es uno de los pocos países (el único de Europa) que mantiene este polémico sistema, junto con Argentina y Uruguay, y en menor medida Rusia, Mongolia y China.
Las personas que trabajan en la industria ahora piden el anonimato para hablar con la prensa.
"No hay manera de que hagamos entender al público esta actividad", dice propietario de la finca cerca de Selfoss.
"El público generalmente es muy sensible", añade este hombre, de 56 años.
En granjas como esta, varios litros de sangre son colectados de cada caballo para obtener la hormona PMSG (suero equino gonadotropino), también llamada eCG, producida naturalmente por yeguas preñadas.
La hormona es utilizada para aumentar la fertilidad de otros animales, como vacas, ovejas y cerdas en todo el mundo.
Tras varios sangrados, las yeguas suelen ser enviadas al matadero.
El video publicado en YouTube mostró a trabajadores golpeando y punzando caballos con palos, perros que los mordían, y yeguas debilitadas después de la extracción de sangre.
Algunos de los caballos colapsaron de agotamiento después de los esfuerzos por intentar soltarse de las amarras.
El video causó impacto dentro y fuera de Islandia.
- Negocio lucrativo -
En la finca cerca de Selfoss, las yeguas son puestas en fila en una estructura de madera mientras esperan para ingresar al puesto donde son desangradas. Se les ponen planchas de madera alrededor de las piernas y un cabestro en la cabeza para que no se muevan.
"Los caballos (...) se pueden estresar, agitar. Todas estas restricciones son básicamente para protegerlos", dice un veterinario polaco de 29 años, quien también pidió preservar su identidad.
Primero se aplica una anestesia local, luego se inserta una aguja en la yugular. Solo un veterinario certificado puede efectuar el proceso.
El cabestro "nos permite ver bien la vena porque necesitamos saber exactamente dónde está", agrega el veterinario.
Se extraen hasta cinco litros de sangre de cada yegua en pocos minutos, y se hace una vez por semana durante ocho semanas.
La colecta de sangre, que se hace desde finales de julio hasta inicios de octubre, es lucrativa: el hombrea cargo de la finca en Selfoss obtiene hasta 10 millones de coronas (70.000 dólares) anuales de este negocio.
"En muchos casos las yeguas dan señales breves de incomodidad durante la colecta de sangre", dice Sigridur Bjornsdottir, especialista en caballos de la Autoridad Islandesa de Alimentos y Veterinaria (MAST).
Pero "esto no se considera un cambio serio (en su condición) a menos que los síntomas sean severos, prolongados o que la yegua muestre estrés crónico".
Islandia tenía 119 "granjas de sangre" en 2021 y casi 54.000 yeguas criadas para aportar sangre, una cifra que se ha triplicado en la última década.
La hormona PMSG se convierte en un polvo en el grupo islandés de biotecnología Isteka, el mayor productor de Europa que maneja 170 toneladas de sangre por año.
- ¿Causa noble? -
La cifra podría disminuir este año tras el polémico video que llevó a algunos productores a desistir del negocio.
"Los productores se vieron seriamente golpeados e impactados por el video", indicó el director gerente de Isteka, Arnthor Gudlaugsson.
Aunque admite que hubo casos problemáticos, Gudlaugsson asegura que el video, grabado con una cámara oculta, fue diseñado "para dar una descripción excesivamente negativa del proceso".
El video condujo a una investigación policial que identificó las fincas donde se grabó, y la MAST inspeccionó todas las instalaciones sin encontrar "desviaciones serias".
El caso desató un debate en Islandia donde la mayoría de los habitantes desconocía la práctica.
"Esto nos hace pensar cuál es nuestra postura ética", declaró a AFP Rosa Lif Darradottir, vicepresidenta de Bienestar Animal Islandia.
"Producir una droga de fertilidad utilizada en animales de granja (...) para aumentar su fertilidad más allá de su capacidad natural, solo para que tengamos suficiente puerco barato (...) no es una causa noble", afirmó.
"Es puro y simplemente maltrato de animales y tenemos una expresión para eso: crueldad animal", sostuvo la diputada opositora Inga Saeland, quien propuso vedar la práctica, pero no tuvo éxito.
Sin embargo, en agosto entraron en vigor nuevas regulaciones que dan a las autoridades más poder para monitorear a la industria y evaluar su futuro los próximos tres años.
P.Johnston--TNT