Los disturbios en Nueva Caledonia ahondan la crisis en su sector del níquel
Los disturbios en Nueva Caledonia agravaron la crisis en el sector clave del níquel en este archipiélago francés del océano Pacífico, donde los centros mineros y las plantas metalúrgicas funcionan a un ritmo más lento, si es que funcionan.
Aunque la situación mejoró en términos de seguridad en este territorio, donde el gobierno francés desplegó 3.500 efectivos, la actividad minera está en punto muerto desde el 13 de mayo, cuando comenzaron las protestas contra una reforma del censo electoral.
Este archipiélago, de tamaño similar a El Salvador, posee hasta el 30% de las reservas mundiales de níquel y es el tercer productor mundial, por detrás de Indonesia y Filipinas, y por delante de Rusia, Canadá, Australia, China y Brasil.
Este metal plateado se utiliza en aleaciones para fabricar acero inoxidable, componentes electrónicos y joyas, y es un elemento clave para las baterías de los vehículos eléctricos, por lo que resulta fundamental para la transición hacia energías más limpias.
Y aunque Francia ha levantado el estado de emergencia en el archipiélago tras dos semanas de disturbios que dejaron siete muertos y cientos de heridos, poco esperan una rápida vuelta a la normalidad en esta industria que emplea a entre un 20% y 25% de los trabajadores caledonios.
Las actividades de Société Le Nickel (SLN), histórico productor, se han interrumpido y las reservas de mineral --cuyo suministros constante es necesario para mantener en funcionamiento las operaciones de refinado a alta temperatura-- están disminuyendo.
"Nos estamos quedando sin nada", dijo una fuente de una de las plantas a las afueras de Numea, la capital.
Las interrupciones debidas a los ataques y daños sufridos en algunas instalaciones durante los disturbios han llegado en el peor momento para los productores locales, en plena competencia contra productores más baratos como Indonesia.
En febrero, SLN, filial del gigante minero Eramet, obtuvo un préstamo público de 60 millones de euros (65 millones de dólares) para evitar la quiebra.
En el sur de Nueva Caledonia, el sitio de Prony Resources --que también mantiene su actividad gracias a un préstamo de 140 millones de euros (152 millones de dólares) concedido en marzo-- también ha dejado de funcionar desde los disturbios, indicó la empresa a AFP.
La planta de Koniambo Nickel (KNS), en el norte, está parada desde febrero, mientras el conglomerado Glencore, propietario del 49% de esta mina deficitaria, intenta vender su participación.
La extracción de níquel, que a diferencia del refinado suele estar en manos de pequeños operadores, también se vio afectada por los disturbios, que han cortado el suministro de combustible vital.
- Consecuencias "catastróficas" -
"Las consecuencias para la mina y Nueva Caledonia son catastróficas", declaró Thomas Sevetre, director general de la Compañía minera Georges-Montagnat.
Las cosas podrían empeorar aún más si las compañías marítimas añaden primas de riesgo a sus fletes debido a la situación política, advirtió. "Nuestra diferencia competitiva con Indonesia y Filipinas aumentará", según Sevetre.
La volatilidad planea sobre los precios mundiales del níquel, ya que el aumento de la demanda y las sanciones a las exportaciones rusas se vieron contrarrestados por el enorme aumento de la producción en Indonesia.
Las conversaciones iniciadas por el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, para situar la industria del níquel de Nueva Caledonia en una senda sostenible con ayuda del gobierno se han estancado.
Algunos representantes de fuerzas independentistas de Nueva Caledonia, para quienes el sector del níquel sería crucial para su proyecto fuera de Francia, han declarado que no firmarían el acuerdo propuesto.
Aunque las protestas comenzaron por una reforma del censo electoral, que para los pobladores originarios canacos --en su mayoría independentistas-- reduciría su influencia en las instituciones locales, el níquel también sobrevuela la crisis.
Tras una visita relámpago el jueves a Nueva Caledonia para intentar apaciguarla, el presidente francés, Emmanuel Macron, pidió un "acuerdo global" entre independentistas y partidarios de Francia para finales de junio, que incluya también el futuro de ese sector.
A.Davey--TNT