Las familias de los soldados rusos protestan a pesar del miedo
Para Maria Semionova y su pareja, todo empezó con una llamada a su puerta, pocos días después del inicio de la campaña de movilización militar para el conflicto de Ucrania, decretada por Vladimir Putin en septiembre de 2022.
Su novio, cuya identidad la AFP no revela por razones de seguridad, estaba aún somnoliento cuando le entregaron los papeles del reclutamiento. Tras seis semanas de entrenamiento, fue enviado a combatir a Ucrania.
"Recuerdo ese día como si fuera ayer, estaba temblando", cuenta esta moscovita de 26 años, cuyo cuerpo se tensa al evocarlo.
Incapaz de concentrarse, tomó una semana de permiso y acabó dejando su trabajo.
A medida que se acerca el segundo aniversario del conflicto en Ucrania, los familiares de los hombres movilizados en Rusia reclaman cada vez más abiertamente su regreso.
Con sus piquetes de huelga y emotivos mensajes difundidos en las redes sociales, a las autoridades les resulta difícil ignorar este delicado asunto.
Maria Semionova hizo numerosos llamados al Presidente Vladimir Putin y a otros altos funcionarios, sin éxito.
Un día de diciembre, envuelta en un pañuelo, ella y otras diez mujeres depositaron claveles blancos sobre la tumba del soldado desconocido, cerca del Kremlin, como muestra de protesta.
"Lo amo. No puedo abandonarlo", explicó.
Cuando su compañero regresó durante su primer permiso, a ella le pareció "más duro". En su segundo permiso, estaba borracho la mitad del tiempo y tenía pesadillas relacionadas con el frente.
- "Nadie nos escucha" -
En los últimos meses han surgido varios grupos en las redes sociales para las familias de los soldados movilizados. Uno de ellos, un canal de Telegram llamado "El camino a casa", que cuenta con más de 38.000 suscriptores.
Su activismo es ignorado en gran medida por los medios de comunicación estatales, pero es un tema difícil para el Kremlin, que está dispuesto a proyectar una imagen de unidad en torno a Putin antes de su inevitable reelección en los comicios presidenciales de marzo de 2024.
"No somos escuchadas por nuestro Gobierno, por nuestros canales de televisión, nadie nos escucha", lamenta una de las mujeres, Alexandra, una cocinera de 34 años que vive en la región de Múrmansk, en el extremo norte de Rusia.
"Pero no tengo más remedio que hacer lo que hago", explica esta mujer embarazada, madre ya de dos hijos, que abandonó el este de Ucrania en 2018 para instalarse en Rusia con su marido, minero.
Él fue movilizado en octubre de 2022, poco después de que Vladimir Putin anunciara la llamada a filas de 300.000 reservistas, lo que desencadenó una oleada de emigración entre los hombres jóvenes.
Los salarios de los soldados movilizados, de unos 200.000 rublos (2.000 euros), son elevados para Rusia. Pero gran parte de este dinero se gasta en comprar equipo adicional para complementar el que proporciona el ejército.
Esto supone una carga difícil para muchas mujeres, especialmente las que tienen hijos.
- El fin de la "pesadilla" -
Antonina, de 41 años, explica que tuvo que dejar su trabajo y consultar a un terapeuta después de que llamaran a su pareja. Aumentó 25 kilos y sufrió un microictus.
"Todo se derrumbó", resume. "Intento no ver noticias... sólo espero sus llamadas".
Según ella, a su compañero, que sufre una úlcera péptica, lo envían a una misión con otros hombres enfermos o heridos.
Antonina y otras mujeres se oponen a una segunda oleada de movilizaciones, incluso si esa fuera la única forma de que sus seres queridos regresaran del frente.
"No quiero que nadie más viva lo que yo vivo", afirma.
Aunque ninguna de las tres mujeres entrevistadas por la AFP ha sufrido represalias de las autoridades por su activismo, saben que están jugando con fuego en un contexto de represión masiva.
"Tengo miedo de que maten a mi marido por lo que hago. Tengo miedo de que envíen a mis hijos a un orfanato, de que me encarcelen", dice Alexandra.
Todas aseguran que han sido insultadas en Internet por partidarios y detractores de la campaña rusa en Ucrania.
"Estoy sola en mi lucha", lamenta Alexandra, a quien muchos amigos le han dado la espalda. Pero no tiene intención de rendirse.
"Sólo quiero que esta pesadilla termine. La gente no debería matarse", afirma.
En su opinión, "cometimos un terrible error" en Ucrania. "Quiero que la gente se dé cuenta y que haya paz", dice.
K.M.Thompson--TNT