La sobriedad y la justicia social son indisolubles, consideran activistas contra el cambio climático
Un estilo de vida sobrio, de comodidad sin excesos, es clave en la lucha contra el cambio climático, advierten activistas, que consideran que va aparejado con la justicia social.
"La noción de sobriedad se remonta a la civilización griega pero ha desaparecido del lenguaje cotidiano", explica a la AFP Yamina Saheb, economista y una de las principales autoras del último informe de los expertos del clima de la ONU (IPCC).
El informe menciona específicamente el término ("sufficiency" en inglés) y explica que "las políticas de sobriedad son medidas y prácticas diarias que evitan la demanda de energía, materiales, tierra y agua, sin dejar de ofrecer bienestar a todos los humanos dentro de los límites planetarios".
David Ness, profesor asociado de la universidad de Australia del Sur, que no participó en el informe, asegura que esa sobriedad traerá "una mejor calidad de vida para todos, al mismo tiempo que se protege el medio ambiente".
Sin embargo, el concepto no parece calar, en un momento en que las grandes economías se enfrentan a la carestía de la energía y a la inflación.
"No hay absolutamente ninguna discusión sobre la reducción del consumo o la sobriedad" en Australia, admite Ness.
En Brasil "es un concepto más bien embrionario", explica Carolina Grottera, profesora adjunta de Economía de la Universidad Federal Fluminense.
Ni siquiera la definición generó consenso entre todos los miembros del IPCC, explica Saheb.
"La sobriedad no significa la edad de piedra. Es el confort moderno, pero sin excesos. Los que podrían sufrir con la sobriedad son los que consumen en exceso. Para ellos será un problema, pero para el ciudadano ordinario, es un modo de vida más tranquilo", indica.
"No estamos todos en pie de igualdad ante la sobriedad", explica Eloi Laurent, economista del Observatorio Francés de Coyunturas Económicas (OFCE).
"El 10% de los habitantes más ricos del planeta emiten cerca de la mitad de los gases de efecto invernadero", resalta este economista.
- Predicar con el ejemplo -
La cuestión de la justicia social es avanzada por expertos del clima y activistas en los países en vías de desarrollo, constata Carolina Grottera.
"Existe la idea de que los países ricos son históricamente responsables de la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero. Así que correspondería a los países del Norte cambiar de modo de vida", dice esta experta.
Esa ha sido la demanda histórica de los países atrasados, no solamente en las conferencias mundiales del clima (COP), desde hace décadas, sino también de expertos en países occidentales que consideran que se está prohibiendo hacer a los países del Sur lo que hicieron durante generaciones los países avanzados.
Grottera considera que hay que trazar una distinción "entre lujo y necesidad".
"El consumo creciente exacerba las desigualdadades, lo que a su vez crea un círculo vicioso de un consumo aún más importante", explica.
Muchas personas carecen aún de acceso a cuidados sanitarios o no pueden ahorrar, pero anhelan en cambio tener teléfonos celulares o grandes coches.
Ness pide "un nuevo discurso".
"Los ecologistas no hacen soñar, a menudo son vistos como personas pesimistas, como unos pesados", reconoce Cyril Cassagnaud, un estudiante francés de Ingeniería y Ciencias Políticas, que a sus 26 años prefiere optar por el servicio público local.
Eloi Laurent considera importante "la imposición fiscal de los comportamientos más lujosos que permita la financiación de los equipamientos más sobrios destinados a las clases desfavorecidas".
M.A.Walters--TNT