La Iglesia católica en Bélgica pide disculpas por los niños arrancados de sus madres
Los obispos de Bélgica renovaron sus excusas y la petición de una investigación independiente después de nuevos testimonios que hicieron resurgir esta semana el escándalo de los niños quitados a sus madres el siglo pasado, con la complicidad de religiosas, con vistas a una adopción.
"Repetimos las excusas presentadas en 2015 y pedimos que se lleve a cabo una investigación externa para determinar las responsabilidades reales", declaró el viernes a la AFP el portavoz de la conferencia episcopal, Tommy Scholtès.
Esta semana el medio de comunicación flamenco Het Laatste Nieuws (HLN) publicó nuevos testimonios de mujeres obligadas a abandonar a sus bebés al nacer, y de antiguos niños adoptados -algunos aún en busca de sus orígenes- que afirman haber sido "vendidos" por la Iglesia a su familia adoptiva.
HLN estima que hasta 30.000 niños habrían sido separados de sus madres en Bélgica entre 1945 y los años 1980. Cifra que la Iglesia católica no está en condiciones de confirmar.
En la mayoría de los casos se trataba de jóvenes solteras, a veces víctimas de violación o incesto, cuyos padres querían ocultar el embarazo. Estos últimos se ponían en contacto con órdenes religiosas, que a su vez estaban en relación con familias en espera de adopción.
En uno de los testimonios recogidos por HLN, una sexagenaria cuenta que en 1982, cuando tenía 23 años y estaba embarazada, las monjas para las que trabajaba la llevaron al hospital para dar a luz.
Ese día también fue sometida a una "esterilización forzada" bajo anestesia, y nunca pudo ver a su hija, "vendida" a otros padres por varias decenas de miles de francos belgas (varios cientos de dólares).
"No eran niños comprados. No aceptamos la expresión", cuestionó el portavoz de los obispos.
"Las familias en espera de adopción agradecían a las religiosas cuando recibían al bebé, y contribuían financieramente al funcionamiento de las comunidades religiosas", indicó.
Este escándalo ya había sido noticia en Bélgica en 2014-2015, durante una serie de audiencias ante el parlamento regional flamenco.
Se hablaba entonces de miles de adopciones forzadas durante las décadas de la posguerra.
Según Scholtès, los obispos ya habían expresado en aquel momento su deseo de que los servicios de la infancia de Flandes (la administración "Kind en Gezin") llevaran a cabo una investigación, sobre la base de los archivos de las comunidades religiosas que acogían a futuras madres.
"Pero la petición quedó en letra muerta", lamenta el portavoz.
A.Little--TNT